Crítica del sindicalismo revolucionario al parlamentarismo en la Argentina de 1905 a 1912…
En este artículo nos proponemos reflexionar sobre los aportes de Alejandro Belkin en sus estudios del sindicalismo revolucionario en la historia del Movimiento Obrero Argentino.
Cuando se estudia la historia del Movimiento Obrero, vemos que al menos hasta la sanción de la ley Sáenz Peña allá por 1912, había 3 grandes ejes ideológicos en los cuales se agrupaban los trabajadores de aquel entonces a nivel sindical.
Por un lado estaban los anarquistas; dentro de este grupo estaban los anarcos individualistas, los anarcos colectivistas y los anarcos comunistas. Por otro lado, estaba el Partido Socialista ya conformado. Por último se encontraban los radicales, que tenían poco asidero en las cuestiones sindicales. Sin embargo, muchos obreros se identificaban con ciertas cuestiones republicanas que estos últimos propagaban en contra de la oligarquía.
El sindicalismo revolucionario fue un desprendimiento del Partido Socialista. Desde el inicio de las actividades sindicales, el sindicalismo revolucionario criticó a la dirección del Partido Socialista porque desantedía el carácter de clase del estado burgués argentino y nos hacía como clase obrera pisar el palito de la participación electoral como si eso trajera mejoras a la clase obrera…
En 1911 cuando se puso en marcha el debate sobre la ley Sáenz Peña, los sindicalistas volvieron sobre sus viejas premisas, recordando la índole burguesa de los estados nacionales. El sindicalismo revolucionario surgió en un período de transición entre dos formas de dominación política. Para 1911, en Argentina, los mecanismos de dominación y de cohesión social vigentes se habían tornado obsoletos ya. El régimen oligárquico se constituyó sobre la base de la exclusión absoluta y manifiesta de las clases populares. El orden de dominación política fue ejercido por la burguesía hasta ese momento, pero esta vio que tenía que ampliar la participación política a los sectores obreros, sin concederles el ejercicio del poder.
En este contexto, para inicios del siglo XX, el sistema de dominación oligárquico sufrió la embestida de una joven clase obrera organizada y con conciencia de clase.
Desde 1912 se fue construyendo un tipo diferente de dominación hegemónica burguesa, que se basaba en el consentimiento de las “masas” obreras y en la idea de que al ejercitar su autogobierno en el Estado Representativo, se estaba gobernando para la clase obrera.
De esta forma, mientras los Socialistas entendían positivamente la lucha electoral y parlamentaria, el ala izquierda de estos en el sindicalismo, es decir, el Sindicalismo Revolucionario, criticaba las inclinaciones electoralistas del Partido Socialista Argentino y fundaba su rechazo al parlamentarismo en la premisa según la cual “el Estado es una institución de clase al servicio de la burguesía”.
Emilio Triste decía: “Hay una verdad que ningún socialista puede poner en duda, y es que el Estado es un órgano de clase. El Congreso aparece como la representación de todo el pueblo, pero en realidad es un instrumento al servicio de la clase dominante”.
Los sindicalistas revolucionarios del momento entendieron y denunciaron la existencia, al interior del Estado, de aparatos y dispositivos de control social de la burguesía para con la clase trabajadora, y en especial contra los obreros nucleados en las ramas sindicales.
Hoy, nosotrxs somos parte de la rama sindical docente en el seno de un sistema de producción capitalista. Podemos encontrar algunos paralelismos con la realidad actual. Por ejemplo, la burocracia sindical está presente en todos los distritos, poniendo palos en la rueda a la lucha del sindicalismo más combativo, nucleado en los SUTEBAS Multicolores.
Otro paralelismo tiene que ver con la lucha por el significado de ciertos conceptos. Por ejemplo, el concepto de ciudadanía era cuestionado por los sindicalistas revolucionarios, dado que este encierra la opresión burguesa para contra lxs trabajadores. Desde el sindicalismo revolucionario se vislumbraba que las ideas de ciudadanía, libertad e igualdad, eran artilugios creados por los capitalistas para negar la lucha de clase…
En la Argentina de principios del siglo XXI -y a nivel mundial también- esos términos son ensalzados por los medios de comunicación hegemónicos. Sin embargo no hay un significado pleno de los mismos; estos son hoy, muchas veces, parte de discursos vacíos y políticamente correctos. De hecho la supuesta democracia burguesa los vulnera constantemente. También contra estos discursos huecos se planta el sindicalismo combativo. En el caso de lxs docentes, el aula y la construcción de saberes críticos, constituyen un buen lugar para empezar a cuestionar todos estos sentidos. Mucho nos han enseñado lxs compañerxs de principios del siglo XX.
A principio del siglo XX, el sindicalismo Revolucionario trazó el camino de la lucha. A comienzos del siglo XXI, desde Docentes en Lucha y de conjunto con lxs trabajadores, buscamos seguir ese camino. En este sentido, nos parece fundamental disputar la conducción en todas las reparticiones de SUTEBA, contra la burocracia que transa un aumento salarial por debajo del índice de inflación real, así como llama a “marchar” sin paro, o a “Paro” sin movilización… Lejos de planteos electoralistas, impulsemos un sindicalismo combativo y plural que defienda realmente los intereses de lxs docentes, por la transformación estructural de las desigualdades y por una educación de calidad.
Ulises Barreiro
Militante de la lista Multicolor de SUTEBA y miembro de la
Agrupación Sindical Docentes en Lucha
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